domingo, 27 de septiembre de 2015

Por una nueva Ley en Salud Mental justa, inclusiva y humanizadora! No a los depósitos de pobres, no a las lógicas manicomiales.




El 18 de agosto de 2015 Vilardevoz presentó las "Ocho Razones para una nueva Ley en Salud Mental en Uruguay" en el edificio anexo del Palacio Legislativo, en una fonoplatea abierta con una mesa de intercambio con legisladores.


Para generar procesos centrados en promover la Salud Mental debemos poder llevar adelante un conjunto de acciones reelacionadas al desarrollo de la autonomía tanto a nivel individual como colectivamente. En esa medida, la salud mental tiene que ver con la capacidad de crítica y transformación de uno mismo, el incremento de los lazos de solidaridad a partir de una experiencia de aprendizaje de aceptación de lo diverso, el compromiso con la tarea y con el proceso personal.
En el caso de la atención al paciente con padecimiento psíquico, esta conceptualización involucra una dimensión ética centrada en el respeto por los derechos humanos, la puesta en práctica de una nueva relación técnico-paciente, la producción de lo que en vilardevoz denominamos una “clínica del encuentro” centrado en la potencia que genera el pertenecer y participar en proyectos colectivos como vía de acceso y desarrollo de la salud.

Consideramos entonces que no hay salud mental si no es colectiva, si no se generan procesos de inclusión y debate permanente sobre lo que socialmente consideramos como salud y enfermedad así cómo sus formas de abordaje y tratamiento. Por todo eso presentamos algunas razones para una nueva Ley de Salud Mental en Uruguay.

Razón N°1
Hoy en el Uruguay siguen habiendo manicomios (asilos, hospitales psiquiátricos, colonias, pensiones, casas de salud) que funcionan como depósitos para locos y pobres.
Más allá de los espacios físicos, lo manicomial es una lógica que segrega y encierra aquello diferente.
Queremos una ley de salud mental que cierre esos lugares y abra espacios de salud en la comunidad.

Razón N°2
Hoy en el Uruguay tenemos un sistema de salud mental que sigue centrándose en la enfermedad con un enfoque biologicista, ignorando el sufrimiento, la capacidad y los recursos sanos de las personas. Esta lógica genera situaciones de maltrato para los usuarios que diariamente se ven afectados.

Queremos una ley de salud mental que haga énfasis en la prevención, promoción, buen trato, la contención y el acompañamiento y abordaje comunitario. Queremos una ley de salud mental en la que participen activamente los usuarios, junto a otros profesionales:
psicólogos, abogados, trabajadores sociales, familias, comunidad garantizando los derechos de las personas.

Razón N°3
Hoy en el Uruguay el electroshock se sigue aplicando y se hace de forma indiscriminada. no con fundamentos terapéuticos, sino por cuestiones técnico administrativas.
Es una acción terapéutica agresiva e invasiva que genera efectos secundarios graves en la salud integral de la persona. Impone y no reconoce la voluntad de la persona.

Queremos una ley de salud mental que elimine estas terapéuticas violatorias de los DDHH. y que en caso de ser aplicadas necesiten del control del órgano revisor.

Razón N°4 
Hoy en Uruguay los denominados pacientes psiquiátricos de bajos recursos se encuentran vulnerados en los derechos humanos básicos. La pobreza, la calle, la indigencia profundizan y generan mayores dificultades para la integración social. La salud mental debe ser considerada de modo integral, siendo las condiciones materiales y físicas de existencia, fundamentales para cualquier proceso de atención y rehabilitación.

Queremos una ley de salud mental que facilite el acceso a los derechos universales, civiles y políticos de las personas con padecimiento psíquico. Vivienda, trabajo, educación, cultura con nuevas políticas intersectoriales e interinstitucionales que den respuesta a estas problemáticas.

Razón N° 5 
Hoy en Uruguay son mínimas las oportunidades de inserción laboral para personas con padecimiento psíquico.

Queremos una ley que desarrolle políticas de inclusión laboral, que contemplen las capacidades de trabajo de las personas con padecimiento psíquico, promoviendo jornadas flexibles (4 a 6 horas), tareas y remuneración acorde. También entendemos importante fomentar las experiencias de autogestión, cooperativismo, que aportan al desarrollo de la economía social y a los procesos de rehabilitación e integración.

Razón N° 6 
La situación de abandono en la que se ha dejado a la Salud Mental, también ha afectado el buen desempeño de los trabajadores, que sostienen y reproducen lógicas de encierro.

Queremos una ley de salud mental, con participación activa de los trabajadores, que incluya espacios de formación y cuidado, desde una perspectiva de derechos humanos.

Razón N° 7 
Hoy en día los usuarios de salud mental no son tenidos en cuenta en el diseño de los procesos de atención y rehabilitación. El Estado debe garantizar y promover la participación de las personas con padecimiento psíquico y usuarios de salud mental en el diseño, aplicación y seguimiento de las políticas en salud mental.

La participación es un pilar fundamental que profundiza la democratización de la salud y aporta a los procesos de construcción de ciudadanía.

Razón N° 8 
Aún persisten imaginarios sociales que estigmatizan a los locos como peligrosos, delirantes, alienados, psicópatas.

Queremos una nueva ley de salud mental que instituya otros modos de nombrar la locura y que promueva políticas activas de educación, comunicación y cultura que cuestionen estos estigmas.

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